No me podía resistir más, tengo mucha curiosidad por ver qué me espera en el interior de este viejo motor agarrotado… asique aprovechando el puente me puse manos a la obra (será por hierros en el taller a los que meter mano 😀 ).
Las estriberas delanteras están un poco de carreras, especialmente la izquierda que se ve desplazada hacia atrás. La derecha también se ve torcida, la goma queda rozando el silencioso pero al mismo tiempo está torcida hacia adelante.
El pedal de freno también está torcido (imagino que debido al combo de golpes que sufrió la moto) quedándose contra la tapa del cárter rozando… o más bien haciendo tope (de hecho ya le falta un trozo de aluminio por debajo de tanto tocar). Otra cosa que tendré que enderezar con un poco de maña, Tarzán ser fuerte 😀 .
El caballete no hay por donde cogerlo, una de las puntas de las patas ya no existe y la otra se ha vuelto tímida por colisión 🙂 . Ya tengo en mente como arreglarlo con redondo de acero, curvadora y soldadura, no debería dar mucha guerra. A esta moto le han montado una pata de cabra lateral que, aunque bastante práctica en el día a día, posiblemente extermine porque estorba para desmontar el eje del pedal de freno y mantenerla requiere soldarla al chasis… no es muy operativo para mantener la moto a posteriori.
Después de sacar tuercas, tornillos amarrados a muerte y tal… normal que los pedales estuviesen torcidos…. menuda curva tiene el soporte que va al bastidor, así quedó el tornillo que tuve que desclavar a martillazo limpio y encima la rosca está pasadísima en toda su extensión (le habían calzado 3 señoras tuercas, una delante de la otra), voy a necesitar uno nuevo.
El caballete no se quién lo montó la última vez pero se ha lucido. El circlip que sujetaba el eje estaba EN EL LADO OPUESTO, osea, donde ya hay un tope 😀 . Por variar, además del estropicio de las patas, también estaba algo torcido y ya le he dado unos cariños en la prensa para dejarlo recto. Todo maaaaaaaaaaaal.
La tuerca del escape como me imaginaba tenía pinta de estar amarrada a la culata como si se hubiesen fundido entre ellas allá por el 58. Me compré un útil específico la mar de majo para aflojar la tuerca pero… pobre iluso, está tan amarrada que el útil (que tampoco es que sea de mantequilla) se dobla hasta que saltan los dientes de su posición de anclaje 🙁 . A eso hay que sumarle lo maltrechas que están las patillas de la tuerca; algunas las he enderezado y otras o ya estaban rotas o se me han roto al intentar enderezarlas. También he probado a darle calor con el soplete, darle cariños con el martillo y un cincel… da igual, no se mueve NADA. Pues bueno, como el codo está doblado y no lo voy a aprovechar, de momento para poder sacar el motor he aplicado la solución de «cuando algo se tuerce en el taller»… RADIAAAAAAL!!!! 🙂 . Esa tuerca va a costar sangre y sudor para sacarla de la culata 🙁 .
Antes de meterlo al taller he aprovechado para dar un lavado rápido con la Kärcher a los cárteres. Por delante tenían una capa de tierra mezclada con aceite que con el paso de los años se había convertido en un chapapote MALÍSIMO de sacar de las rendijas (estaban completamente rellenas).
Para trabajar cómodo sobre el banco del taller, hasta que abra los cárteres por la mitad me he fabricado una bancada de taller para el motor con unos hierros viejos que tenía tirados por el taller. Chavales!! como dicen en mi tierra…»el que guarda siempre tiene!!«, hay que reciclar 😀 . Le he dejado hueco suficiente para poner debajo la bandeja de recogida de aceite, así ya puede chorrear lo que quiera 🙂 .
Le he dado una mano de pintura al zinc al soporte y listo, motor al banco de trabajo.
Con esto ya puedo ponerme a drenar el aceite y empezar a desvalijar el motor… que ya os avanzo que va a haber sorpresas (sí, he hecho un poco de trampa y ya voy un poco por delante de la entrada del blog 😀 ).